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La ley de Préstamo y Arriendo (en inglés: Lend-Lease), titulada formalmente como Ley para Promover la Defensa de los Estados Unidos (en inglés: An Act to Promote the Defense of the United States) fue un programa en virtud del cual los Estados Unidos comenzaron a suministrar alimentos, petróleo y material militar a Reino Unido, al gobierno en el exilio de la Francia Libre, a la República de China y más tarde a la Unión Soviética y otras naciones aliadas entre 1941 y agosto de 1945. Los suministros incluían buques de guerra, aviones de combate y otras armas. Se convirtió en ley el 11 de marzo de 1941 y se derogó en septiembre de 1945. En general, la ayuda fue gratuita, aunque algunos equipos (como barcos) fueron devueltos tras el fin de la guerra. A cambio de la ayuda, Estados Unidos recibió el arrendamiento de bases militares y bases navales en territorio de sus países aliados durante la guerra; Canadá tuvo un programa similar, mucho más pequeño y con un nombre diferente.
En total, Estados Unidos envió suministros a sus aliados por valor de 50 100 millones de dólares de la época (equivalentes a 667 000 millones de dólares de comienzos del siglo XXI) que representaron el 17 % de los gastos totales de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.[1] El principal beneficiario fue Reino Unido con 31 400 millones de dólares, la Unión Soviética recibió 11 300 millones, Francia 3200 millones, la República de China 1600 millones y todos los demás países aliados los 2600 millones restantes. Los costes por revertir el alquiler de las bases aéreas concedidas a Estados Unidos ascendieron a 7800 millones dólares, 6800 millones de los cuales correspondían a los británicos y su Commonwealth. Aunque los términos del acuerdo estipulaban que los equipos enviados por Estados Unidos después de su uso debían ser devueltos o destruidos, muy pocos se devolvieron e incluso tras el final de la guerra se vendió más material a Reino Unido por valor de 1075 millones de libras, aunque con grandes descuentos sobre el valor real y financiado con préstamos a largo plazo concedidos por los propios Estados Unidos y Canadá. El programa de ayuda mutua canadiense suministró préstamos a Reino Unido por valor de 1000 millones de dólares y 3400 millones en suministros y servicios al Reino Unido y otros aliados.[2]
Este programa puso fin a la neutralidad de Estados Unidos y fue un paso decisivo para dejar atrás su tradicional política de aislacionismo y no intervención, que había dominado las relaciones exteriores del país antes de la Primera Guerra Mundial y de nuevo desde 1931; tras la guerra, Estados Unidos adoptaría un papel completamente distinto con la constante supervisión e intervención en los asuntos mundiales.